Relatos y normativa aplicable:Prejuicios y discriminación a quienes viven con VIH-SidaPor Mariano Damian Raineri, Representante Legal Ampararte ONG
En nuestra República, como en toda América Latina, los prejuicios son justificados por algunos personajes como cultura regional, cuando la correcta interpretación seria la falta de educación de todos y cada uno de nosotros respecto de un tema.
Para mi asombro hay quienes creen aún que, solamente pueden Transmitir, contraer, o adquirir el VIH - SIDA personas homosexuales o adictos a las drogas, y esta imputación absolutamente errona tiene su fundamento en el prejuicio cultural contra personas con orientación sexual diferente, concepción cultural que genera un doble acto discriminatorio; por un lado resalta la falta de aceptación de la diversidad sexual y por otro lado exalta la discriminación latente contra quienes deben vivir con VIH.-
Vale destacar que el concepto HIV o VIH y Sida no es lo mismo, a tal efecto transcribo su comparación extraído de la pagina www.argentina.gov.ar. "Una persona puede ser portadora del virus HIV, pero aún no haber contraído la enfermedad del SIDA. Se llama portador a la persona que, tras adquirir la infección por el VIH, no manifiesta síntomas de ninguna clase. Se llama enfermo de SIDA al que padece algún proceso infeccioso, tumoral, etc., con una precariedad inmunológica importante. Tanto el portador como el enfermo de SIDA se denominan seropositivos, porque tienen anticuerpos contra el virus que pueden reconocerse en sangre, con una prueba de laboratorio."
Debemos recordar siempre una premisa, quien se encuentra viviendo con VIH o SIDA, sin importar como lo contrajo, ya tiene un calvario en si mismo, y es dable recordar que el buen trato y la amabilidad no cuesta ni contagia, y por el contrario genera admiración y bienestar. Y sin olvidar que Ningún ser humano se encuentra exento de poder contraer el VIH, al menos en la actualidad no existe vacuna probada al tal fin.
A este respecto en pocas semanas se realizara una conferencia mundial que tratara la discriminación contra personas que viven con VIH y la gran cantidad de inconvenientes que deben enfrentar estar personas con relación a la distribución de medicamentos para la enfermedad.
Cuando, tiempo atrás, realicé la nota sobre discriminación en el seno familiar de quienes dan a conocer su orientación sexual no tradicional, recibí cientos de correos, y uno me sorprendió particularmente, dado que me expresaba el calvario que debió vivir su hermano que vivía con VIH, hasta el día de su muerte. Realmente desgarrador el relato, y los actos discriminatorios generados por los propios familiares. Sus padres lo apartaron, su padre llego a quemar elementos que usaba el habitualmente, y era solo el amor y la compañía de su hermana quien le daba fuerza cada día, y quizás fue mas determinante en su deceso la acción de discriminación que ejerció su familia que la propia enfermedad.
Entre tantas consultas que recibí y casos que investigue, encontré otro que demuestra la discriminación contra personas que viven con VIH. Es un relato de una esposa que recibió el diagnostico de VIH de su cónyuge luego de una transfusión de emergencia, y a partir de ese día tubo que luchar contra un calvario constituido de prejuicios que siquiera imagino. Entre ellos, fue despedida de su trabajo cuando los empleadores se enteraron que su esposo vivía con VIH.
Según las últimas cifras de ONUSIDA vivirían 1,7 millones de seropositivos en América del Sur
En muchos lugares de América, el prejuicio es tan notorio que se radican constantes denuncias, por ejemplo denuncia acerca de actos de discriminación en los servicios de urgencia de los hospitales, que se niegan a atender a atender personas con VIH cuando sufre complicaciones derivadas de su enfermedad.
En Argentina, en la actualidad, casi la totalidad de las empresas privadas solicitan un informe medico previo con análisis de sangre, y según algunos datos que circulan por la red, la mayoría de estas realizaría el examen sobre HIV sin consentimiento del postulante.
Quiero resaltar que todo análisis de VIH o SIDA debe hacerse con absoluto consentimiento del paciente, será privado de absoluta reserva y confidencial, existiendo las penas respectivas para quienes no cumplan dichos extremos. Por ley nacional, los profesionales médicos, psicólogos o cualquier otra persona que por su ocupación se entere de que alguien es portador del HIV o está enfermo de SIDA, tiene prohibido revelar dicha información.
En nuestro país se encuentra vigente la ley 23798 y reglamentarias que disponen de "interés nacional la lucha contra el síndrome de inmunodeficiencia adquirida, la cual dispone a modo de ejemplo el análisis de la sangre donada para transfusión. Mientras que su decreto reglamentario 1244/91 establece en su artículo primero que "deberá incorporarse la prevención del SIDA como tema en los programas de enseñanza de los niveles primario, secundario y terciario de educación".
Las leyes nacionales establecen el tratamiento gratuito en los hospitales públicos a toda la población. Asimismo, las obras sociales y las prepagas médicas tienen la obligación de prestar cobertura total.
La discriminación contra personas que conviven con la enfermedad tiene su punto máximo en los ámbitos laborales, dado el rechazo de la postulación por medio de análisis no consentidos o por la propia exclusión interna dentro de los ámbitos laborales.
La Organización Internacional del Trabajo realizo un estudio al respecto. En el citado trabajo se establece que "la epidemia se manifiesta de muchos modos en el mundo del trabajo: dislocación de la producción, discriminación en el empleo, acentuación de desigualdades entre los hombres y las mujeres y propagación del trabajo infantil".
La OIT afirma en su informe que el sida constituye "un problema en el lugar de trabajo y debería tratarse como cualquier enfermedad profesional grave", por lo que exhorta a terminar con la discriminación a los infectados en ese ámbito. "El rechazo de las personas que viven con sida entorpece gravemente el empeño de prevenir la epidemia", se indica al respecto, y se sostiene que "no se debería exigir la presentación de diagnósticos de HIV a los solicitantes de un puesto de trabajo, ni a quienes ejercen un empleo". "Los programas de información y educación en el lugar de trabajo son indispensables para combatir la propagación de la epidemia y fomentar una mayor tolerancia para con los trabajadores que tienen el HIV", me parece interesante resaltar este estudio no obstante no coincidir con algunos términos utilizados.(extracto de la pagina oficial)
En la mayoría de los países latinoamericanos, la discriminación contra quienes conviven con HIV o SIDA es frecuente. Situación pocas veces denunciada en virtud de la problemática radicada en el temor a la divulgación social que tomara el estado del denunciante y con ello el aumento de los actos discriminatorios.
Entre los actos denunciados se encuentras despidos por análisis de sangre no consentidos que dan resultado positivo; rechazo de postulaciones a puestos de trabajo por igual razón; demora en la entrega de medicamentos; rechazo en la cobertura por parte de Obras Sociales o Medicinas Prepagas, entre otras.
Si te encuentras dentro de las personas que conviven con VIH o Sida o tienes un familiar en esas condiciones, y sufre de actos discriminatorios, no dudes en denunciarlos o buscar la ayuda necesaria. No radicar las denuncias solo genera que aquellos que realizan actos discriminatorios continúen efectuándolos sin pena alguna.
Por ello, debemos romper prejuicios y generar cultura de igualdad. Entender que todos podemos estar dentro del grupo de personas que conviven con HIV o Sida o tener familiares allí, nos hará entender que un trato igualitario(con los mínimos recaudos del caso) generara un bienestar emocional para quien conviva con HIV o sida, y nos engrandecerá como personas. Recordando que, actuar en virtud de actos discriminatorios solo genera dolor en sus receptores.
Y sin olvidar que la igualdad nos hace crecer como seres humanos y como Comunidad.
Dr. Mariano D. Raineri (mariano.raineri@gmail.com)