http://www.nacion.com/ln_ee/2010/enero/07/mundo2217615.html
Roma (AFP). Los insultos racistas contra un jugador de fútbol negro, los anuncios inmobiliarios que descartan contratos con "inmigrantes y animales", las agresiones contra extranjeros durante las fiestas de Año Nuevo constituyen pruebas visibles, según los expertos, de la difusión del racismo en Italia.
"La situación se ha degradado en Italia. Todos los días, un negro es agredido", reconoce en una charla con la AFP el periodista y escritor Gian Antonio Stella, autor del libro "Negros, maricas y judíos. La eterna guerra contra el otro", lanzado en diciembre.
El espectro del racismo y el rechazo del otro en Italia han aumentado con la crisis económica, y los insultos y las agresiones racistas proliferan en los estadios y manifestaciones populares.
Un etíope fue agredido en Florencia, la llamada capital cultural, porque protestaba contra los petardos durante la fiesta de Nochevieja, y un egipcio duramente pateado por ser homosexual, según denunció la asociación Arcigay.
El lanzamiento de la "Navidad blanca", ideada por un alcalde perteneciente a la Liga Norte, un partido xenófobo con creciente fuerza, institucionalizó de alguna manera el racismo cotidiano.
La idea básica era la de hacer un censo antes de Navidad de todos los extranjeros del norteño pueblo del Coccaglio (3.000 habitantes) para luego denunciar a los clandestinos ante la policía, dado que la ilegalidad fue introducida como delito grave en la legislación.
No se trata de un caso aislado que generó escándalo o debate. Al contrario. Las propuestas contra la caza y captura de inmigrantes se han multiplicado en los últimos meses y la Liga Norte llegó a pedir que se reserven vagones de tren, aparcaderos y subvenciones para los italianos.
"La Liga se aprovecha del sentimiento de inseguridad que suscita la inmigración", explicó Sergio Romano, editorialista del diario Il Corriere della Sera.
"Como el jefe de gobierno Silvio Berlusconi necesita a la Liga Norte para mantenerse en el poder le deja decir todo lo que quiera", agregó.
El líder del movimiento y ministro para las Reformas Federales, Umberto Bossi, suele nombrar a los negros con el mote de "Bingo Bongo", recuerda Stella. Ese nombre evoca al personaje de una película, un hombre-mono.
"Es algo increíble. Ningún ministro francés, alemán o inglés se atrevería a hablar así", subrayó.
El Informe sobre el Racismo en Italia, publicado a mediados del año pasado, llegó a la conclusión de que el odio y el rechazo del otro es "un pensamiento común" en la península.
Consultada por la AFP sobre el fenómeno, la portavoz de Bossi, Nicoletta Maggi, negó que el movimiento sea racista. "Ni siquiera hablamos de ese problema", declaró.
Pero la geografía del odio en Italia no está representada sólo por la Liga Norte.
El alcalde de la pequeña isla siciliana de Lampedusa, en la que desembarcan a diario cientos de inmigrantes provenientes de Africa, está siendo juzgado por sus declaraciones discriminatorias. "No soy racista, pero la carne de un negro huele mal aún después de lavada", afirmó.
"En Italia existe un racismo popular, tolerado por la sociedad, que minimiza las frases peyorativas", sostiene Piero Soldini, responsable del sector inmigración del mayor sindicato italiano Cgil.
El caso del jugador negro del Inter de Milán Mario Balotelli, de origen ghanés pero de nacionalidad italiana tras haber sido adoptado, al que las hinchadas rivales suelen insultar con cantos y manifestaciones racistas, se ha convertido en un símbolo.
Menos notorios, pero igualmente significativos, son los anuncios en los diarios especializados: "Arriendo apartamento. Se excluye a extranjeros y animales". "Alquilo casa sólo a italianos", "Cedo inmueble, chinos descartados"...
Roma (AFP). Los insultos racistas contra un jugador de fútbol negro, los anuncios inmobiliarios que descartan contratos con "inmigrantes y animales", las agresiones contra extranjeros durante las fiestas de Año Nuevo constituyen pruebas visibles, según los expertos, de la difusión del racismo en Italia.
"La situación se ha degradado en Italia. Todos los días, un negro es agredido", reconoce en una charla con la AFP el periodista y escritor Gian Antonio Stella, autor del libro "Negros, maricas y judíos. La eterna guerra contra el otro", lanzado en diciembre.
El espectro del racismo y el rechazo del otro en Italia han aumentado con la crisis económica, y los insultos y las agresiones racistas proliferan en los estadios y manifestaciones populares.
Un etíope fue agredido en Florencia, la llamada capital cultural, porque protestaba contra los petardos durante la fiesta de Nochevieja, y un egipcio duramente pateado por ser homosexual, según denunció la asociación Arcigay.
El lanzamiento de la "Navidad blanca", ideada por un alcalde perteneciente a la Liga Norte, un partido xenófobo con creciente fuerza, institucionalizó de alguna manera el racismo cotidiano.
La idea básica era la de hacer un censo antes de Navidad de todos los extranjeros del norteño pueblo del Coccaglio (3.000 habitantes) para luego denunciar a los clandestinos ante la policía, dado que la ilegalidad fue introducida como delito grave en la legislación.
No se trata de un caso aislado que generó escándalo o debate. Al contrario. Las propuestas contra la caza y captura de inmigrantes se han multiplicado en los últimos meses y la Liga Norte llegó a pedir que se reserven vagones de tren, aparcaderos y subvenciones para los italianos.
"La Liga se aprovecha del sentimiento de inseguridad que suscita la inmigración", explicó Sergio Romano, editorialista del diario Il Corriere della Sera.
"Como el jefe de gobierno Silvio Berlusconi necesita a la Liga Norte para mantenerse en el poder le deja decir todo lo que quiera", agregó.
El líder del movimiento y ministro para las Reformas Federales, Umberto Bossi, suele nombrar a los negros con el mote de "Bingo Bongo", recuerda Stella. Ese nombre evoca al personaje de una película, un hombre-mono.
"Es algo increíble. Ningún ministro francés, alemán o inglés se atrevería a hablar así", subrayó.
El Informe sobre el Racismo en Italia, publicado a mediados del año pasado, llegó a la conclusión de que el odio y el rechazo del otro es "un pensamiento común" en la península.
Consultada por la AFP sobre el fenómeno, la portavoz de Bossi, Nicoletta Maggi, negó que el movimiento sea racista. "Ni siquiera hablamos de ese problema", declaró.
Pero la geografía del odio en Italia no está representada sólo por la Liga Norte.
El alcalde de la pequeña isla siciliana de Lampedusa, en la que desembarcan a diario cientos de inmigrantes provenientes de Africa, está siendo juzgado por sus declaraciones discriminatorias. "No soy racista, pero la carne de un negro huele mal aún después de lavada", afirmó.
"En Italia existe un racismo popular, tolerado por la sociedad, que minimiza las frases peyorativas", sostiene Piero Soldini, responsable del sector inmigración del mayor sindicato italiano Cgil.
El caso del jugador negro del Inter de Milán Mario Balotelli, de origen ghanés pero de nacionalidad italiana tras haber sido adoptado, al que las hinchadas rivales suelen insultar con cantos y manifestaciones racistas, se ha convertido en un símbolo.
Menos notorios, pero igualmente significativos, son los anuncios en los diarios especializados: "Arriendo apartamento. Se excluye a extranjeros y animales". "Alquilo casa sólo a italianos", "Cedo inmueble, chinos descartados"...